Migrante
Pedí descansar y me trajeron al infierno.
¿Qué hago donde hay sólo piedras
y el sol constantemente
aja la piel como a una rosa?
La muerte olfatea los zapatos. Y el viento
Rememora mis querencias
¿Partí como tantos y moriré como tantos
apagado por el polvo y la tristeza?
Estoy quizá donde mis amables comensales.
Pisando la tierra que ellos pisan
tragando la miel que no comparten.
¿Pedí acaso demasiado?
Sólo descansar…
y me trajeron al infierno.
13-06-87
Carnaval
Alcánzame tu mano
a través de la gente
Sauce herido que no canta
que no busca mi sueño entre sus ramas
Y a dónde iremos?
El machete me amarga
La tarde se va con mi árbol oscuro
Aprieto tu mano y juntos
nos dormimos en ese silencio
silencio de árbol muerto.
Marzo 16, 1985
A los periodistas muertos en Ayacucho.
/Junio de 1985/
Donde derribamos los océanos para hacer con nuestros pies
los nevados
y bloquear con nuestros cuerpos las balas?
/La ciudad al principio
Los designios de un camino implacable /
Soñabas
Derribar con tus salivas
Los muros de polvo y de rocas
(las murallas que no son como tú crees
Un árbol o un manantial congelado
En el invierno pasado).
El camino que de tanto huir nos arroja adonde partimos
Era casi imposible. /Bordear algún río. / Comer guijarros
Y consolarse con alguna canción extraviada. /
(Ah viajero de eso no nos percatamos)
La hora celeste opacó la memoria de los astros
El cansado rumor de alguna queja,
Y a los pájaros?
También les despojó de la falsía de sus voces.
¿Quién entonces mentirá si tu no lo haces ahora?
¿Quién se hará de fábulas
de tanta anécdota que nos muerde las tripas?
La noche es tan mansa como el día
Y las balas tan frágiles y tan mortíferas
como en las guerras.
/ Aquí donde para hablar es suficiente una sonrisa /
La aldea. El cielo gris
Un puñado de cenizas vomitando
El recuerdo mal uniformado de los infantes de Marina.
/ La agitada parla de viejos enterrada sobre el guano de las
sementeras /
Las mujeres que descubren
otros cuerpos / otro semen
Y maldicen
la huella imborrable de los soldados.
24-05-85
Poema para un durmiente
A Arturo Paredes in memoriam
¿Dormido te pescaron?
atravesando tus ojos
para derribarte como a una pared de adobes?
Arturo / Arturo…
¿en qué quedamos? Si estabas
Siempre en la vaguedad enredada de tu cabeza
En la neblina de tus ojos.
Sucede,
Que el mar ignora
Cuántos ojos ciega
o cuántos cuerpos contra las rocas golpea.
Sucede,
que el viento no sabe
de las hojas que arrastra
de los otoños que entristece.
Y sucede,
que tú eres el mar.
El viejo que arrastra las hojas
Y el otoño entristecido
en los ojos
de Carmela P.
Arturo / Arturo…
¿Estás dormido?
En la oscura calma de un toque de queda
En el rumor ajeno de una mosca
En el rumor siniestro de una bala?
Y qué sabrás tú de las viejas estaciones?
Donde gustabas de un helado. Y tocabas
tu silbato (en los desfiles). Para reírte
de los despistados automóviles
(como quien no sabe nada
como quien
con los ojos cerrados
tantea la ciudad).
Es cierto / Arturo.
Tu silencio
Tu insospechada inocencia
El color
de los árboles
derribándote
Trágicamente.
12-09-87
©Alfredo de la Cruz (Chimbote, junio 1963 )
De padres provincianos, radicó en Lircay-Huancavelica durante cuatro años de su infancia, luego emigró a Lima, al barrio El Progreso, distrito de Carabayllo, en donde inició sus primeros “textos poéticos”.
* Tomado de El Origen del Silencio, Centro de Investigación, Publicaciones y Educación Popular-CIPEP Lima, Perú, 1988. 60 páginas.
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