Por Gladys Mendía
Estoy en el Teatro “Lázaro Peña” de
Este libro es breve, apenas 19 textos, pero de una contundencia y densidad tremenda. Cada poema en prosa es un golpe seco: me interno en la locura, la muerte, la desolación, la contínua pregunta sobre Dios, la pérdida de la esperanza; me hace recordar las películas de Ingmar Bergman, mi cineasta favorito. Leo y releo ansiosa estos monólogos del mundo íntimo, monólogos psicológicos inteligentes y sublimados al lenguaje poético. Poesía desde el nivel mental, pero no por ello fría y calculadora, para nada, todo lo contrario, transmite un efecto cálido, de sentirse identificado como un personaje más en el teatro de la barbarie humana y sistémica:
cientos de personajes deshumanizados
interpretan hasta el hartazgo
la crueldad de sus historias
el telón se levanta
mientras dañas tu otro yo
a mansalva
cadáveres sin alma
hechos a la medida de sus muertes
ríen salvajemente…
El lenguaje es íntimo, fragmentario y a la vez total, es como si una voz hablase por todas las voces con la angustia y aceptación de un destino fatídico. Esta voz nos abre su alterado estado de conciencia, nos confiesa sus paranoias, neurosis, depresiones; voz que puede ser la tuya, la mía, la nuestra. Las sombras, el estiércol, las carcajadas agudas, lo efímero y frágil, los sueños obsesivos, las alas rotas, el grito desgarrado; todo forma parte de esta existencia incierta y al borde del abismo, la cuota de tragedia que nos toca en el teatro del dolor que es la vida. Heraud desnuda la condición humana en 5 magistrales versos del poema Sodoma:
Así es como he perdido los años
dentro de este manicomio sin muros
buscando a Dios en la basura
donde la esperanza enferma
y la vida hiede…
En esta poética todo tiene su justa medida; el silencio y el sonido, las imágenes nítidas y el ritmo pausado, las indagaciones constantes, las rotundas afirmaciones o negaciones. Orange Ode, que convoca a los arquetipos griegos, a los poetas malditos, está estructurado como una obra de teatro o composición musical para la noche más oscura del alma donde los ilusionistas de alas rotas sabemos que:
nada es real
excepto el llanto mudo
en la penúltima butaca
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Raúl Heraud (Lima, 1970) Poeta, Licenciado en psicología. Ha publicado los poemarios “Hecho de Barro” 2001 y “Respuesta para tres o cuatro” 2002 bajo el fondo editorial de
Gladys Mendía (Venezuela, 1975) Técnico Superior Universitario en Turismo. Estudios de Licenciatura en Letras. Traductora del portugués al castellano. Sus libros: El tiempo es la herida que gotea, Paracaídas Editores, Lima, Perú, 2009 y El alcohol de los estados intermedios, Editorial El Perro y
contacto: mendia.gladys@gmail.com
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