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5.05.2010

SABADO 1 DE MAYO: EL DÍA DE LA POLLADA.


Por Jaimedonato Jiménez

“Feliz día del trabajo”. Me saludaron más de una vez este sábado que ya pasó. Y yo webeando. Gracias. gracias, respondía sin saber exactamente por qué. Trataba de evocar a los Mártires de Chicago y era la nada. Trataba de imaginar lo que es tener seguro, estabilidad laboral, un sueldo digno, estabilidad financiera, comisiones, viáticos generosos. Y no había una imagen, ni arengas, ni una mísera emoción en mí. Sonreía nomás; me causaba gracia que me saludaran, y continuaba pensando en el universo de las formas, de los teoremas del absurdo, la inconciencia y la vagancia, la poesía, mi próxima llamada, y hasta un mensajeo furtivo.

Llegó el mediodía, y me “enyucaron” una pollada. Ni reacción tuve para negarme a recibirla, la dejaron en mi pupitre y embalaron.

A los diez minutos viene una niña y pregunta: ¿me dice la Chichi si vas a querer tu pollada? Le enseñé la que aún estaba humeante en mi escritorio. “Ya” me contestó, y salió corriendo en estampida.

Viene un broder, me saluda con un feliz día nuevamente y me cuenta

-¿Vas a ir donde Marquiño?

- No. ¿Qué hay?

- Está haciendo una pollada por su viejita que está mal. Habla ¿Vamos?

- No sé broder, no me ha dicho nada. ¿A quién ha avisado?

- La otra vez bajó al barrio y avisó. Yo voy me como mi pollito con un par de chelas y me quito a una actividad de mi chamba.

- ¿Pollada?

- Sí, causa, es para unas remodelaciones. Ahí la gente de la chamba ya está comprometida, pe’

- Asu, hoy hay como mierda de polladas, won

Entra una niña,

- Joven Jaime, le traigo su pollada de mi tía Chichi.

- Te dije que ya no me traigas.

- Ah, pero mi tía me ha mandado, dice inocentemente


Mi broder se ríe, ahora tengo dos polladas humeantes, doraditas en mi vitrina. Casi no sé como ha sucedido esto. Y recuerdo que el viernes una prima me ha traído una chicharronada, que un amigo me ha invitado para otra pollada prosalud de una amiga en común, y que más tarde una prima nos repartirá ocho polladas en la casa. Entonces o era 1 de mayo, día del trabajo, o era el día de la pollada, o era el día en que la falta de trabajo y recursos financieros nos llama a la solidaridad y al autofinanciamiento. Ya no es necesario dirimirse entre uno y otro adjetivo. Es obvio, al menos para mí, que es lo mismo.

Y a pesar que está más cerca el día de la madre que el pardo y emplumado día del trabajo, huelga decir que todas aquellas personas que estuvieron trabajando el uno de mayo fueron madres que no cejan en su batalla para sacar adelante a sus hijos. Así sensiblero y simplón termino este post, ya que es una irrevocable verdad.


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