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4.07.2010

Resurrección


Por Jaimedonato Jiménez


Esta semana santa 2010 ha sido la más bohemia y estimulante que recuerde. Develé muchas cosas, entre ellas que las películas “santas” de Hollywood han estimulado mis neuronas durante mi vida de tal forma que puedo tomar dos actitudes:


Actitud uno: Me trago la historia de Moisés haciéndole pendejadas al faraón con su vara. Eso sí, es hipnotizante la decisión y fortaleza de Moisés, que con una increíble, bella y exótica barba, y un bronceado californiano perfecto harían paltear a cualquiera, y para concha todo en nombre de dios. Y con eso me arrepiento de todo lo que he chupado en esta semana, me vuelvo ultrahermano de alguna religión apostólica, apocalíptica, milenarista, nuevaolera, maradoniana y millones de etcéteras.

Actitud dos: No bebo hasta mi cumpleaños, y no me arrepiento de todo lo que he bailado, libado, gozado. Acto seguido cubro mi rostro de la más sincera de las sonrisas.


¿El más idiota de los idiotas? Puede ser, pero estoy sonriendo. No me preocupa que me vean (lean) así. A pesar de que por todos lugares a donde voy, me siento abrumado por la forma indiscriminada en que las personas se van haciendo guiñapos el uno al otro. ¿Habrán sido constructivas sus meditaciones en una carpa frente al mar? No me respondo, prefiero animalizarme y vivir de mis funciones primordiales, dejar de ser un humano promedio y convertirme en un animalito que sonríe. Esbozo un bestiario: animal es aquel que animaliza, bestia es aquel que lo ignora. Humano es aquel que escoge ser uno u otro. Sectario, irreductible, antojado y anormal. Palabras casi aceradas que encierran la mayor de las simpatías hacia el mundo que quiero ver.


Seré sincero: esto a nadie le va a importar ¿Por qué lo sé? Seré mas sincero. La sonrisa que manifiesto es la ceniza de todas esas cosas de las que ya me aburrí de dar la contra; pero esto solo es un descanso, nada más que un impulso para luego seguir arremetiendo contra la realidad. Pero sigo feliz, realmente feliz, nada de lo que suceda y recuerde borrará esta sonrisa de media luna. Motivos sobran, no soy de los que se da falsos golpes de pecho. No colecciono rencores, ni odios, y las venganzas me saben pueriles. Y debo manifestar que esta suerte de éxtasis de felicidad debería ser un Estado Autocrático, que cometa crímenes de lesa tristeza. Donde todos se reúnan en pro de todo sin llegar a la imbecilidad que nos vende el marketing.


Obvio, nada es perfecto. La felicidad es un leve instante, sus consecuencias son inmensurables y peligrosamente sin fecha de caducidad, pero nadie me quitará lo bailado, por más que después de que se me borre esta sonrisa, sepa de manera inequívoca que la he cagado tremendamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

felicitaciones por el blog. esta semana santa q pasó yo me fui a la playa, y la pasé en una carpa... :P. Y estoy feliz por eso.
lucia bejarano

Anónimo dijo...

ahora dios se llama mercado y marketín su religión oficial. Mejor descreidos y felices, que creidos y acojudados. Buen post.Saludos.Níctalope.