El evento inicia a las 5:45. Piscos de honor

9.07.2008

Aviones

.
.

.
.
por Adán Calatayud
.
.
“Pascana” bajan. Nueve pasajeros. A este paso me voy a quedar sin boletos, si los boletos fueran más grandes, mis aviones tendrían más peso y volarían mejor. De los cincuenta que he lanzado, por lo menos uno hubiera llegado. Pero también es culpa de las pistas, las ventanas rotas y Marquitos. Las pistas tienen hartos baches, las ventanas dejan pasar todo el aire y Marquitos maneja como una mula. Con un tiempo así ningún avión puede volar. Marquitos dice que esto de los avioncitos, las miradas, son cojudeces: mejor sería que te sientes a su lado y le hables; pero de qué le voy a hablar: ¿de cuánto tiempo demora hacer una “vuelta”? ¿Cuántas veces me he trompeado con un pasajero malcriado? ¿Cómo hago para gritar todo-canada-alfonsohugarte-collique desde las seis de la mañana hasta las siete de la noche sin perder la voz? ¿Cuánta plata me he encontrado en los asientos? ¿Cuántos boletos me he gastado tratando de que uno de mis aviones aterrice en su cartera? ¿Alguien baja “Velasco”? ...“Velasco” bajan. Seis pasajeros. Yo creo que un avión significa mucho, las chicas son más detallistas que nosotros y saben qué significa el color de una flor, si el papel de una carta es especial o si le hemos puesto algún perfume, por eso estoy seguro que cuando encuentre uno de mis aviones en su cartera sabrá todo lo que me costó hacer que ese avión llegara hasta allí, no importa si lo único que dice es “hola, me llamo Eustaquio y quiero ser tu amigo”, ella sabrá apreciarlo. “San Juan” bajan. Cuatro pasajeros. Marquitos dice que mejor sería preguntarle qué estudia, si no le da frío ir a su instituto en falda todos los días, qué edad tiene, cómo se llama, si vive sola o con sus papás, si es de acá o de provincia como nosotros. Dicen que los charapas somos mandados, y debe ser cierto porque algunos amigos que se vinieron conmigo ya tienen hembra, el Julián ya preñó a su hembrita y Chuto vive con la suya. Creo que soy la excepción, pero cómo le hablo a esta chica si tengo la cara sucia por el humo, las manos negras de tanto agarrar las monedas, al Pepe le salieron hongos por los bichos que tiene la plata, yo no le creía hasta que vi sus manos con unos cayos grandotes que parecían jengibres. De nada me sirve cargar mi baldecito, mi jabón, mi toalla para lavarme en el paradero, si a la regresada otra vez estoy sucio. “Entrada”-baja, “Entrada”-baja. Tres pasajeros. Hoy es viernes, no la veré hasta el lunes, si hoy no le hablo, habré completado novecientos minutos sin decirle nada, ayer, en el almuerzo, cuando le conté a Marquitos, me preguntó cómo había calculado; muy fácil, le dije, para sacar la cuenta sólo tuve que multiplicar todas las veces que la chica ha subido al bus por los quince minutos que demora ir de la entrada de Collique a Santa Rosa; o sea que la chica ha subido sesenta veces al carro y ni una le has hablado, eres un huevas, por el espejito yo veo todo, todos los días la miras, ella te mira, esperas, con tu cara de cojudo, que se baje la gente y cuando ella se queda sola en el carro ¡ni una palabra!, no pareces charapa ¡carajo! Yo pienso que más cojudo es él, porque a estas alturas ya le debo como noventa soles del pasaje de la chica, pero a veces se me ocurre que si se ha dado cuenta, pero no me dice nada porque es mi amigo. Cuando Marquitos se enoja conmigo, porque me quedo dormido, porque no lo dirijo bien para que se cuadre, porque otro carro nos gana los pasajeros, o porque la cuenta no cuadra, dice que preferiría manejar un bus de la “línea 03”, para no tener cobrador; yo le digo que no sea malo, que se quede en “la 17”, para que me tenga de cobrador hasta que yo termine la nocturna por lo menos; y él me responde que no le crea, que él me va dar trabajo hasta cuando pueda. Bajalacurva, bajalacurva. Un pasajero sentado cerca del chofer. Ella siempre es la última, se baja dos cuadras antes del paradero. Sólo me quedan cinco minutos y un boleto, mi avión parece bueno y Marquitos me mira por el espejito como diciendo háblale, háblale, no puedo dudar, o le hablo o lanzo mi avión, doy un paso y me congelo, no siento mi pulso, me sudan las manos y me quedo sin saliva, Marquitos, mueve la cabeza como diciendo acércate, acércate, no seas huevas, quiero avanzar, pero no puedo, levanto mi mano derecha y lanzo mi avión, el papelito avanza por arriba de dos, tres, cuatro asientos, se acerca a su hombro, empieza a bajar, parece que va caer en su cartera, pero la chica voltea y el avión se estrella en su ojo derecho, ella se cubre la cara y se acurruca como si quisiera llorar, yo me acerco y le pregunto si está bien, ella me aparta con sus manos y me lanza una bola de papel en la cara, luego me dice idiota y se baja del carro, Marquitos, me mira por el espejito y se ríe. Miro al suelo, le doy una patada a la bola de papel y me siento al lado de Marquitos, él me pone una mano en la cabeza y me rasca como si tuviera piojos, le digo que se apure, porque no quiero llegar tarde a la “nocturna” y él me pregunta si no voy a leer el papel, me doy la vuelta y recojo la bola de papel, lo estiro, lo pongo contra mi pecho y le quito las arrugas, lo miro bien, es un papel amarillo, huele a flores, tiene escrito unas letras en color naranja que dicen: “si el lunes no me hablas, nunca más subo a este carro.” Marquitos me pregunta: qué dice, qué dice, yo me rio y le digo que no se apure, hoy no pienso ir a la nocturna, que si me invita un “chifa” le cuento. ■
.
.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre Adán, un cuento con un final que me sorprende. He leído los textos de narrativa de esta edición virtual y otra vez demuestras el talento que tienes.

Tu texto mezcla esa parte de la realidad contextual con una anécdota, que a veces uno espera que suceda. El sello de Vargas Llosa se ha puesto a un lado para dejar paso libre a ese estilo con cierto melodrama e ironía que ya manejas.

Me gustó tu cuento. Es interesante. Saludos y sigue mejorando Adán.

Ayarmarxio dijo...

Sí Adán, concuerdo con el señor Pacheco sobre todo en que este texto lo siento completo y redondo. Nada, a mi me despierta una gran ternura tu personaje, su candidez adorna nuestra imagen a veces sombía del mundo(sobre todo del mundocombi), verdad, nunca esperé encontrar belleza ahí, de aquí a unos años, cuando esa terrible(Y ahora bella) plaga haya desaperacido, se recurrirá a tu cuento para crear futuras verdades... chevere Adán, los felicito basuras, pero publiquen mas seguido pes,,estoy viendo que publican anualmente,,que pendejos que son