Poema 1
Yo no fumo, pero puedo acostumbrarme
como se acostumbra uno a la desesperación
y a la desesperanza,puedo acostumbrarme a las ciudades vacías,
al frío helado que abofetea mis mejillas,al té verde después de las comidas,
a los ánimos alterados,a las falsas certezas
que se repiten reiteradamenteen mi tímpano deprimido.
Yo no fumo, pero puedo acostumbrarmea los baños públicos,
a los horarios rotativos de fin de semana,a los viejos ascensores de un viejo piso madrileño,
a los ciclistas y sus bicicletas y sus cascos,a la casa vacía sin tus libros,
a los espacios abiertos y a mi claustrofobia,a las ambulancias esperando fuera de casa.
Yo no fumo, pero puedo acostumbrarmecomo se acostumbra uno
a los ceniceros debajo de la cama,a tu música odiosa y a mi tímpano deprimido,
a los desórdenes cuando te alteras,a ese pequeño espacio tuyo para cagar.
Todo parecería perfectosi se pensara que hablo de la costumbre
de hablar de la costumbre en estos tiempos salvajes;pero no es así.
Yo no fumo pero puedo acostumbrarme.Romy Sordómez Patiño (Lima, 1982).
Estudió Literatura en
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