Por Jaime Donato
nunca tan duro y
en extasis. una marioneta entre
todo lo desconocido y saltando
sobre el teclado.
con música en los oìdos y
el melodrama
de la estación radial.
Una torre,
dos torres,
¡son altísimas! tendré, tuve, se va
viene.
Vibran.
me avisan, me voy, sigo, no vale rendirse
son sólo palabras
c
a
e
n
l
a
s
pa
la
bras
eso es lo cierto y vibrante.
Ese ruido también ha
caído. va muriendo
ESTERTOR: la palabra
recoge, ahora
las últimas vibraciones de aquella campana hecha carne.
para entonces ya me he ido.
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